Fotos por: David Guzmán Figueroa
Crónica por: Laura OviedoQuito, 27 de noviembre del 2010
Minga de Letras: Día 4
Iniciaba la mañana haciendo un poquito de frío. Esto tuvo su ventaja también, porque a veces el sol solecito puede ser no tan amigable al medio día.
Según el programa establecido, comenzamos las actividades alegrando un poco con la murga, que invita a los vecinos a participar de este espacio de lectura y diversión. Como ya se va haciendo costumbre, las caritas de los guaguas empezaron a asomar por las ventanas, balcones y terrazas de las casas de los barrios, de repente, uno que otro adulto que se ve obligado por la curiosidad, pero los primeros siempre son los niños. Aprovechando la coyuntura, les hicimos saber que la MINGA DE LETRAS estaba a punto de empezar.
Llegada la hora de inicio, comenzaron a llegar los pequeños del barrio, de a poquito pero seguro. Ya hay caritas conocidas para mí, con quienes cruzo sonrisas, miradas traviesas y saludos. La confianza empieza a sembrarse como una semillita, que a base de sonrisas y juego, pronto se va convirtiendo en complicidad y cariño. Hubo caritas nuevas también e incluso, dos chicas jóvenes, que muy alegres, se juntaron a los juegos y compartieron su energía con nosotros, como para poner constancia que nunca se deja de ser niño y que todos somos aptos para el juego y la alegría.
La mañana avanzó mientras jugábamos, el frío se marchó y las risas se apoderaron del lugar. La MINGA DE LETRAS hace que el barrio de la Vicentina se transforme en un lugar mágico y lleno de color. Da emoción ver a los niños jugando en las calles. Puede que sea en un lugar específico pero es como si la buena energía producida por los guaguas inundara el barrio entero y se colara por las puertas y ventanas de todas las casas. Los vecinos mandan nomás a sus guaguas a la minga y algunos, que no estaban enterados de que hubiera tal programa, se enteran al momento que pasan por las lavanderías o cerca de ellas.
Llegó la hora del cuento, no fue difícil captar la atención de los niños y también de los adultos, con los gestos, las poses y las ocurrencias que surgían de la dramatización improvisada de la historia de un perrito y su dueño. Qué bonito ver el deseo de participar de todos los niños y la escucha que le ponen a los cuentos. La mayoría ya saben leer y cuando pasan al frente tratan de hacerlo con claridad.
La gran creatividad de los niños se hizo presente en las fotografías que David les hizo. Las representaciones capturadas iban desde animales, situaciones, personajes y objetos. Las vergüenzas acompañaron algunas de las fotografías. Se que no es un trabajo de teatro el que estamos haciendo, pero veo un gran potencial para ello también.
La gran creatividad de los niños se hizo presente en las fotografías que David les hizo. Las representaciones capturadas iban desde animales, situaciones, personajes y objetos. Las vergüenzas acompañaron algunas de las fotografías. Se que no es un trabajo de teatro el que estamos haciendo, pero veo un gran potencial para ello también.
Eso sí, nadie se marchó hasta recibir su refrigerio y una vez comiditos, los guaguas se fueron bien contentos preguntando: ¿El próximo sábado van a venir?
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